sábado, 15 de septiembre de 2018

DE COMO ZOBEYDA LA CIMARRONA SE CONVIRTIÓ EN MUÑECA DE TRAPO



"Esta era una vez una niña llamada Zobeyda, que de tanto amar las cosas sencillas de la vida se convirtió en una muñeca de trapo.

Los duendes traviesos la encantaron desde que nació. Al principio se le aparecían en forma de distintos animales: garzas del estero que se la llevaban lejos en sus patas zancudas, toninas como personas que la hacían llorar con ellas, caimanes juguetones que la correteaban en las orillas de los caños. Fue así como la enamoraron de Venezuela, la patria en que había nacido: de su naturaleza ensoñada y sus paisajes que parecen de embuste.

De chiquita fue pulpera. Entre mercancías, clientes, ñapas, lochas y corotos, la enseñaron los duendes a despacharle amor al prójimo, y la prendaron de sus paisanos, gente de tierra caliente, que son como Dios los hizo.

Después empezaron los muy traviesos a aparecérsele transformados en niños, que son los mejores profesores del mundo. Y tanto aprendió Zobeyda de los niños, que ya de grande se hizo maestra. Y para que siempre viviera rodeada de sus queridos niños, y no dejara de ser nunca uno de ellos, los duendes continuaron encantándola convertidos en lo que más aman los niños: los juguetes.
La maestra Zobeyda llenó su salón de juegos, canciones, cuentos y poesías. Todos los niños de su escuela querían estar allí. Como los juguetes no alcanzaban para tantos, la maestra Zobeyda, las mamas y los papas de los niños empezaron a hacerles muñecas de trapo, que son los juguetes más sencillos de la tierra.

Tanto jugaban, que mientras a las otras maestras les parecía que Zobeyda estaba loca, a los duendes les pareció chiquito el espacio del salón y poco el tiempo de las clases, así que, junto con los niños, seguían a Zobeyda después de la escuela hasta la casa donde ella vivía, en el pueblo portugueseño de Píritu, para que el juego no parara nunca.

Fue asi como se llenó de muñecas, y de historias y juegos de muñecas, la casa y la historia de Zobeyda. Una señora le dio en adopción a la muñeca Eusebia, para que siempre la acompañara. Un poeta de su tierra la canonizó como “Santa Zobeyda de las muñecas de trapo”, y un duende falconiano, musiquero y cantor, la bautizo en el nombre de Cimarrón, que es el dios de las plantas silvestres, los animales libres, las piedras inatrapables, las muñecas hechas sin molde y las personas felices.

Duendes de otras partes de Venezuela, y de otros países, empezaron a encantarla hacia sus lugares, porque sospechaban que con ella viajarían muñecas, cuentos, poemas, cantos, dibujos y, lo que más le gusta a los duendes: las musas, que según Zobeyda son mentiras en forma de verdades y verdades en forma de mentiras. Y así fue como se hizo andariega, y empezó a llevar por todo el mundo su equipaje cimarrón de trapitos, colores, palabras, canciones, rimas y embustes.

Una tarde volvió de uno de sus viajes y se encontró con que su casa ya no era la misma. Duendes campesinos le habían construido otra morada. Esta era grandota y de barro, y tenia en el medio un jardín con luceros que por el dia descansaban transformados en paraparas, trinitarias cuyas flores se vuelven mariposas, y tareas escolares ya hechas, que juegan a la ronda mientras esperan que algún niño venga a copiarlas en su cuaderno.

Muñecas de cada uno de los sitios donde había estado Zobeyda la andariega se encontraban allí. Niños y adultos de toda Venezuela disfrutaban cada detalle de la nueva casa como quien tiene la suerte de volver a soñar un sueño hermoso del que nos han despertado antes de tiempo. Y todos los duendes piriteños jugaban por los alrededores, en un bosque lleno de pájaros prestidigitadores, matas como sirenas y flores ensimismadas.

Llevando de la mano a su muñeca compañera, Zobeyda salió esa tarde a recorrer el bosque. A medida que se acercaban a donde comenzaban  los árboles, fue sintiéndose tan liviana como Eusebia, y le pareció que el tiempo se iba enlenteciendo cada vez mas, hasta detenerse –como en los juegos de los alumnos- . una niña que venía caminando hacia la casa las encontró dormidas, recostadas de una inmensa piedra. Las subió a su regazo y las llevó hasta el lugar de donde habían salido. Era la Casa de la Muñecas de Trapo del pueblo portugueseño de Píritu, en los llanos de Venezuela.”


Enrique Rojas
Licenciado en Letras
Prof. Universitario

Zobeya Jimenez "La Cimarrona Muñequera piriteña" , patrimonio cultural de Venezuela, nace en Píritu, estado Portuguesa el 2 de julio de 1942, y muere el 2 de julio de 1912 cuando cumplía 70 años, su corazón fue la puerta de su liberación.

CREADORA, POETA y especialmente MUÑEQUERA

DECLARACIÓN DE LAS MUÑECAS DE TRAPO
(Homenaje a Aquiles Nazoa, esrito por Zobeyda la muñequera cimarrona)

Nosotras las Muñecas de Trapo
declaramos:
Que somos hechas de trapos viejos, de tiras, de recuerdos.
Que nacemos por amor y con amor
de las manos de la gente sencilla.
Que los niños y los poetas son cosas aparte con nosotras,
se vuelven locos cuando nos ven.
Que cuando el tiempo ha pasado nos evoca la gente
y nos encuentran acurrucadas en los recuerdos de su niñez.
Que caminamos por el pueblo, nos mantenemos en él,
y estamos presentes en su imaginación y en su realidad.
Que valientemente enfrentamos la existencia
luchando por todas las cosas hermosas
y sencillas que la componen.
Que somos felices donde hay amor, paz y poesía.
Acordamos:
Solidarizarnos con las muñecas cabezas´e ñema,
las cabeza´e bombillo, las de tusa, las de barro, las de palo,
las de piedra, las de guásimo, las de junco, las de cera.
Que los niños, jóvenes y viejos
jueguen con nosotras.
Identificar el amor entre la gente
y decir NO a la guerra.
Hacerle un reconocimiento público
a los niños y a los poetas.
Ayudar a la conservación de la tradición
de la Muñeca de Trapo.
Reunirnos algún día con todos los Muñequeros
y Muñequeras para la celebración
de la postura de agua de Muñecas.
Seguir fantaseando porque es un derecho humano.
Enviar copia de la presente declaración a los que nos aman.
Dado, firmado y besado en Píritu, Portuguesa, Venezuela,
al amanecer de cualquier día
en la Casa de una Muñequera del pueblo.
Las Muñecas de Trapo.