Aymara con su muñeca italiana Athena 1961
Un 7 de febrero de 1961 nació Aymara en San
Cristóbal, ciudad venezolana. Yo ya había cumplido un año y 7 meses, era su
hermano mayor y un mundo de vivencias compartidas nos esperaba, y entre muchas
cosas, las muñecas que llegaban a ella, especialmente las que mi padre le traía
de sus viajes a Caracas, han guardado en su existencial misterio de muñecas,
las esencias de dos niños que se hicieron adultos junto a ellas.
Fantasías, sueños, proyecciones psicológicas,
son parte del destino de una muñeca, dando forma al secreto que ellas guardaran
por siempre mientras sigan siendo acariciadas por el aire del planeta.
Así estas muñecas, podrían ser libros de
cuentos infantiles o de historias psicológicas, como también, registros
codificados de un momento de la humanidad, reflejando, gustos, tendencias,
conocimientos adquiridos, técnicas constructivas, e igualmente, el momento
evolutivo de la industria del juguete en determinado tiempo.
Un 29 de marzo del año 2000, Aymara fue llamada
a trascender la encarnación que conocí de ella,
en el proceso de transfiguración de la luz que conforma el Universo, para
renacer quizás, en una estrella, en una flor o tal vez en un ser angelical que
ilumina esta Tierra.
En un último momento fui encargado por ella, de
cuidar sus queridas muñecas, y aquí están, refrescadas, conservadas, muy
amadas, queriendo compartir su misterio, su belleza, con aquellos que las busquen
, las encuentren, y aprecien todo lo que pudiesen leer en ellas, a través de
los ojos de la mente, dando plenitud a un alma sedienta.
Athena, Riba, Silvia, Carolina, Barbie, son los
nombres que les dieron sus creadores, destacando los italianos de la casa Furga
y los norteamericanos de la casa Mattel, pero hay alemanes, japoneses, chinos,
y cada uno con un concepto distinto aunque todos con el mismo fin: crear una
muñeca, un estímulo para la imaginación, un compañero para el corazón.
Por ahora están aquí, en este blog, para el
encuentro con todo aquel que las halle, pero buscan un lugar que las hospede
por mucho tiempo, para el encuentro físico, para compartir el aire que se
respire, para vivenciar las emociones que se generen, con esta generación y con
futuras generaciones, un Museo del juguete, un Museo de la muñeca, ese es el
sueño de estas muñecas, de las muñecas de Aymara.
Aymara con nuestra madre. Ella misma era como una muñeca, con sus ojos grandes y expresivos, y un corte de pelo que mi madre decía, era corte muñeca.
7 años después nació Ana María, llegando a compartir las muñecas de Aymara y acrecentando el número de ellas. Alli vemos a Silvia, muñeca de la casa Furga.
En la década de los 90 nace Giovanna, hija de Ana Maria, quien juega también con las muñecas de Aymara; en esta imagen con Athena, la primera muñeca de Aymara.
Giovanna, hija de Ana María, jugando con Athena
Athena y Reba son muñecas de celuloide, fabricadas en Italia en la década de los años 50.
Athena y Reba muñecas de los años 50, como se conservan actualmente en 2018
En 1961 en brazos de la tía Consuelo, compañeros de juegos Aymara y Alejandro.
Aymara y Alejandro con David, hijo de Alejandro, sobrino de Aymara, 1989
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Es maravilloso este texto e historia. solo sugiero que le cambie el color rosa o fuscia pues se lee con incomodidad.- Felicidades!!!
ResponderEliminarMuchas gracias por su apreciación y sugerencia, lo tendré en cuenta. Conmemorando el nacimiento de Aymara, muy próximamente completaré la publicación con mas imágenes, así que invitada a terminar de verlo, saludos cordiales.
ResponderEliminarMuy linda historia y bellas muñecas. Lo leo muchos años después de la publicación. Muchos saludos desde México
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