Las
muñecas florecieron en el parloteo del jardín infantil, más allá de la
distancia, donde quiera que el hombre se asentara en su nómada andar tras las
manadas que cazaba en los tiempos arcaicos, hasta arraigarse en los primeros
poblados que construyo, cuando se hizo sedentario al hacerse agricultor.
Las
muñecas y el hombre han cruzado todos los continentes atravesando las encrucijadas
de culturas y civilizaciones. Mesopotamia, Egipto, Grecia y Roma, narran, en
las excavaciones hechas en sus ruinas, como todo su ámbito conoció las muñecas.
Las
más antiguas hechas con fibras naturales, difícilmente pueden conservarse dada
su naturaleza, pero sí se conserva la tradición en muchas regiones,
encontrándolas hoy como eran en sus orígenes. Ejemplos de ello, las muñecas
realizadas con hojas de la mazorca del maíz, autóctonas de la América primitiva. También se
han perpetuado en Perú, las realizadas con fibras y textiles primitivos.
Muñeca de trapo romana del año 300 ac British Museum |
Tradicional muñeca nativa americana |
Para
los niños del antiguo Egipto, nacieron las muñecas de trapos sueltos y amasijo
de papiros, de piedra caliza y con las tonalidades del barro cocido y de la
arcilla parda. Entre las muñecas de arcilla encontradas por la arqueológia, la
mas antigua hallada está en Atenas, llamada Daidala, con una edad de 4000 años
promedio, conservada hoy en los museos griegos, y como dato destacado,
esta muñeca fue inspiración para el diseño de la mascota oficial de las olimpiadas
2004 realizadas en Grecia, Athena y Phevos.
Daidala siglo VII ac, Atenas |
Athena y Phevos mascotas Olimpiadas 2004 |
En
casi todos los rincones del mundo anterior comenzaron de la talla de
madera. Posteriormente el cuerpo fue tomando forma, en telas rellenas de
aserrín, con cabeza de cartón y ojos de piedritas o pequeños cristales o
delicada porcelanas y se fueron articulando.
Muñeca egipcia 2080- 1990 ac |
Cada
cultura tiene en ellas un representante en madera, piedra, barro, telas,
fibras, etc., que cuentan, en su callado lenguaje, la ternura de la mano de la
niña donde surge el sentimiento maternal. Porque en ese sentido de ingenua
emoción coinciden las niñas europeas, las asiáticas, así como las chiquillas de
Alaska, en el acunar sus muñecas con el mismo cuidado maternal que las
descendientes de los indígenas, la misma emoción en los pueblos bárbaros y en
los civilizados, en las rutas desérticas, en los pueblos del Mediterráneo como
en los del Caribe.
De
cualquier material, niños y poetas necesitan tan solo un amorfo trozo de la
realidad para darle aérea estructura. La fantasía hace lo demás.
Pasaron
los siglos y la muñeca evolucionó. Aparecieron el cartón piedra y la goma, los
matizados celuloides, la pasta de madera, la goma y el latón. De moda
estuvieron las muñecas de fieltro, y con la era mecánica les llegó el
movimiento y la voz. Cierran y abren sus ojos, se adormecen, llaman a su
solícita dueña: “ma…ma”, brazos piernas y cabeza se mueven a voluntad, y van
siendo producidas en serie por las monumentales fábricas modernas de los años
50 y 60, que reemplazan el taller o el hogar donde antes les daban vida
verdaderos artesanos esmerados en la elaboración de hermosas piezas, campesinas
de hábiles manos y rostro apacible.
Con
el avance tecnológico, se crean nuevas muñecas con nuevas facultades, pueden
hablar correctamente, cantar, correr, pueden ser pequeños robots infantiles.
Pero junto a las muñecas de última generación, sigue perpetuándose la ancestral
muñeca de trapo, que también va evolucionando y adaptándose formalmente a cada
época, pero al igual que la especie humana, en las profundidades de su ser conserva intacta su esencia y seguirá
existiendo mientras hallan niños y poetas.
El juego con muñecos para niñas y niños, los desarrolla psicológicamente sanos haciéndolos personas mas integras. |
Federico Brandt 1927 |
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